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PARAD de cambiar y alargar los nombres a las estaciones

“Alcalde Julio Anguita” o “Córdoba-Alcalde Julio Anguita” (lo de Córdoba lo he puesto yo, que la propuesta excluye el nombre de la ciudad). Esta es la última propuesta para alargar el nombre de una estación con el objetivo de rendir homenaje a una figura política o que la clase política quiere ensalzar. Un nuevo esperpento que sólo va a complicar el uso del sistema ferroviario.

Antes de seguir tengo que dejar claro que en este artículo de opinión no muestro simpatía hacia ninguna orientación política. Me da igual si el nombre propuesto es Julio Anguita, Antonio Cruz Conde (como proponía Vox de manera complementaria), Macarena Gómez o Joaquín Cortés.

Las estaciones aspiran a ser el origen o destino de millones o decenas de millones de personas. Que pueden usar habitualmente el ferrocarril o no, que pueden ser españolas o extranjeras. Y sus nombres deben ser:

  1. Fácilmente identificables. En un viaje, da igual quién haya sido la persona homenajeada, lo que importa es identificar bien el destino. Por ejemplo, Málaga. Tiene dos estaciones con el nombre de la ciudad, por lo que tiene lógica que haya que diferenciarlas (Centro-Alameda y María Zambrano). A ser posible, el nombre debe contener referencias a la ubicación, como el barrio en el que está o a alguna calle principal o punto de interés cercano.
  2. Perdurable en el tiempo. Precisamente para que sean fácilmente identificables no hay que cambiar su nombre salvo que sea extremadamente necesario. ¿Te imaginas volver a Londres después de un tiempo y que en lugar de a London Waterloo tengas que ir a London David Bechkam?
  3. Sencillo. Lo máximo posible, para que cualquier persona que hable cualquier idioma pueda entender y decir el nombre. Esto es algo de por sí difícil, ¡pero no hay que complicarlo más futilmente!
  4. Corto. ¿Te imaginas un plano de una red de Cercanías con nombres tan largos? O los SIV (Sistemas de Información al Viajero) teniendo que abreviar. Vaya, que esto ya pasa incluso con nombres cortos. Un nombre largo sólo causa ruido visual, requiere de cartelería más grande y a veces es difícil de encajar en planos. Aunque haya quien piensa lo contrario, más largo es peor.

En ciudades con más de una estación es de cajón que se diferencien, como en el caso de Segovia que tiene la estación de Segovia (red convencional) y Segovia Guiomar (alta velocidad). O Madrid, que cuenta con tres estaciones principales y media. (Chamartín, Príncipe Pío y las dos de Atocha).

Y aún en esos casos los nombres tienen que cumplir con los criterios que he dicho antes. No porque me gusten o me los haya inventado sino por facilitar la vida a la gente. A este paso vamos a acabar teniendo estaciones con nombres más largos que la de Lllanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch… No nos falta mucho.

En la RFIG tenemos varios casos de estaciones cuyo nombre se ha modificado en las últimas décadas de manera poco acertada.

  • Bilbao Abando pasó a llamarse Abando Indalecio Prieto en 2006, perdiendo oficialmente hasta el nombre de la ciudad. Renfe, por motivos obvios, sí mantiene Bilbao en el nombre.
  • Madrid Chamartín pasó a llamarse Madrid Chamartín Clara Campoamor en diciembre de 2020. Cabe decir que estación de Chamartín sólo hay una y que los 16 caracteres adicionales no aportan nada en usabilidad. Al contrario, es un añadido que dificulta su uso en señalética, planos y otra información. El común de los mortales la seguimos llamando Madrid-Chamartín, Chamartín a secas o hasta Chamar para hacerlo más corto.
  • Madrid Puerta de Atocha por Madrid Puerta de Atocha – Almudena Grandes, en noviembre de 2022. Si para algunas personas ya es difícil entender por qué hay dos Atochas (Atocha Cercanías y Puerta de Atocha), añadir 17 caracteres a un nombre ya de por sí largo sólo aporta confusión. Por cierto, es sólo 16 caracteres más corto que el de Llanfair).
  • Fanjul por Maestra Justa Freire-Polideportivo Aluche, en marzo de 2023. Un nombre 6 veces más largo. No entro a debatir sobre la Ley de Memoria Histórica, sino de lo absurdo que es ponerle un nombre tan ridículamente largo (42 caracteres) a una estación. Aluche-Polideportivo (para distinguir de Aluche) o Justa Freire habrían sido alternativas que facilitan el uso del nombre. La mayoría de la gente sigue llamando Fanjul a la estación, lo contrario de lo que se buscaba.

PARAD YA

Los personajes ilustres tienen todo el derecho a tener su homenaje en los lugares en los que nacieron. Pero las estaciones existentes no son lugares para hacerlo. ¡Y menos haciendo los nombres tan largos y complicados!

Caso distinto son las estaciones de nueva construcción, pero aún así el nombre debe respetar igualmente los criterios y no llamar, por ejemplo, Paco de Lucía a una estación destinada a ser Costa Brava.

No digo de revertir los cambios hechos en los últimos 20 años, que a lo mejor se podría plantear. Pero, por favor, clase política de España, PARAD YA de complicar la vida a los usuarios del ferrocarril. Y buscad otras maneras de recordar a quienes queráis mantener en la memoria.

Se pueden hacer monumentos, cambiar el nombre a las calles, a las plazas, a centros culturales, etc. En fin, lo de toda la vida.

Y esto se aplica a otros medios de transporte y redes de metro, que no es un problema exclusivo de la RFIG.

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