El presidente saliente de la SNCF, Jean-Pierre Farandou, ha lanzado una advertencia urgente: Francia dispone de solo dos meses para asegurar una financiación adicional de 1.000 millones de euros anuales destinados a la red ferroviaria, o se arriesga a un deterioro “irreversible” al estilo alemán.
Farandou advierte que, sin este refuerzo presupuestario a partir de 2028, hasta 4.000 kilómetros de los 17.000 de la red principal podrían sufrir una caída drástica en la calidad del servicio. Esto afectaría a miles de trenes diarios y pondría en peligro la movilidad de regiones enteras. El plazo urgente responde a poder incorporar esta partida en la agenda presupuestaria y planificar las obras.
Según un informe interno filtrado por RailTech, el estado de la infraestructura es crítico: la media de antigüedad de las vías es de 30 años, con tramos que superan los 70 o incluso 100 años, y un 20% de las subestaciones y catenarias están obsoletas. Las consecuencias ya se notan en forma de limitaciones de velocidad y cancelaciones, minando la confianza pública en el tren.
Para cubrir el déficit, Farandou propone redirigir ingresos fiscales europeos (como la tasa de carbono y gravámenes a la aviación), aplicar un impuesto a los camiones pesados y destinar parte de los beneficios de las autopistas al ferrocarril.
El presidente de la SNCF, que va a ser próximamente relevado, apela a la ciudadanía y a los responsables políticos: “Este es un bien común que debemos preservar para las futuras generaciones”.