El fabricante español CAF ha sido reconfirmado como licitador preferente del mayor contrato ferroviario de la historia reciente de Bélgica: la fabricación y suministro de hasta 600 trenes AM30 para la operadora estatal SNCB, por un importe que podría alcanzar los 3.400 millones de euros, aunque el fabricante avisa que la cifra final no está cerrada.
Este acuerdo marco contempla una renovación masiva de la flota belga durante un periodo de 12 años. Contempla fabricar hasta 600 trenes con 170.000 plazas, con un primer compromiso de 1.695 millones de euros para unidades que sumarán 54.000 plazas. Se convierte en el mayor contrato de la historia de CAF, seguido por el de 102 tranvías Urbos para la Green Line de Boston, por 810 millones de dólares (769 millones de euros).
La elección no ha estado exenta de controversias. La multinacional francesa Alstom, principal rival de CAF, podría impugnar el proceso ante los tribunales. En su cruzada tras conocerse que CAF era el licitador preferente, la francesa argumentaba que su oferta era 100 millones de euros más económica y denunciaba la falta de valoración del empleo local.
Y es que Alstom ha usado como presión sus varias plantas en Bélgica que emplean a 1.900 personas y consiguió paralizar el proceso con recursos judiciales, presiones políticas y sindicales, así como una revisión exhaustiva de los criterios de transparencia y legalidad.
Antes de la adjudicación, SNCB y CAF negociarán en exclusiva los términos del contrato. La SNCB defiende su elección subrayando que la propuesta de CAF obtuvo una mayor puntuación técnica y que el pliego no permite priorizar la producción local en el marco del derecho europeo.
Los franceses se quedaron con la sangre en el ojo. Se explica porque el contrato es muy bueno.